El paraíso, Capilla del Monte, 7/10/2012, 16:30hs.
Me siento sobre una roca, en medio de un valle verde, muy
verde que contrasta un poco con la aridez de las sierras. Esto hace mágico el
lugar. Escucho el agua correr y eso me transporta a otro lugar, atemporal.

Mi impulso de escribir nace de ver pasar a un simpático ciempiés.
Se paseaba por la roca buscando quien sabe que, quizás nada. Trataba de evitar
que se cruce con las mochilas y demás cosas que tenía esparcidas sobre la
piedra. Al principio pensé que buscaba sombra, luego parecía solo querer ir de
un lado a otro. Luego noté que su movimiento era azaroso, era bien natural. Ese
pequeño animalito se guiaba por su instinto, nunca nadie le había dicho ni que
estaba bien ni que estaba mal. Sólo se dejaba llevar por la brisa, por el
sonido del agua, por la temperatura de la roca. Se dejaba fluir inmerso en ese
mar de energías, sin miedo.

Y por un momento
desee poder ser totalmente espontáneo como ese pequeño ser. Si bien siempre
busco el fluir, me entrego al fluir totalmente? Confío en que todo está en su
justo lugar y que ocurre en el mejor momento para mi mejor evolución? A veces
sudo, sí, tengo la teoría pero a veces en la práctica se olvida.
Yo también soy parte de esa naturaleza sabia, porque también
soy parte de este Universo. Descubrí que
contactar con la naturaleza es una forma de fundirme en ella, sentirme agua, sentirme
pasto, sentirme roca, sentirme viva. Solo distintas formas de manifestación de
energía. Pero todas envueltas en la misma trama. Distintas maneras de expresar
energía, distintas maneras de enseñar, distintas maneras de aprender. Ninguna
mejor que la otra, pero todas perfectas.
Y ahí mi pequeño amiguito vuelve a aparecer. El Universo me
regala un rayo de sol como iluminando, resaltando este momento, en que aprendo
que todo es perfecto, que mis esfuerzos por controlarlo todo son en vano,
porque la sorpresa también es parte del aprendizaje. Que quiero controlar todo en mi mente que puede
concebir apenas una minúscula porción de lo que el Universo puede generar y
crear (y ahí se me ocurren las mil y una especies que no sabemos que existen)
Si dejo todo el control a mi mente me voy a estar perdiendo un mundo lleno de
maravillas ante mí. Un mundo de sorpresas y aprendizajes que ni siquiera me podría
imaginar tener.
Quien hubiera dicho que iba a aprender tanto de este pequeño
y gran amiguito. Hasta lo más pequeño para nuestra mente puede hacer un gran
cambio en nuestra alma. Cuando la inseguridad de poder controlar todo se
apodere de mí, recordaré a mi pequeño amiguito que una tarde me enseñó que debo
recordar y aprender día a día a FLUIR.
Déjate llevar...
K-Luna